Cuando llegaste,
recién limpiaba mi ventana;
regaba las plantas,
y alimentaba al colibrí.
Cuando llegaste,
apenas se asomaba el sol;
se aclaraban las nubes,
y se templaba el corazón.
Cuando llegaste,
recién re-despertaba a la vida;
re-nacían mis sueños,
y re-comenzaba a rezar.
Cuando llegaste,
yo también apenas llegaba.
Coincidimos
al dar vuelta en la esquina.
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2 comentarios:
Cuando volviste me alegré ;-)
¡Hola de nuevo!
Hola pasando por un blog conocido encontré tu enlace
De la forma como lo describes pareciera que que a todo final le sigue un comienzo
Misma estructura diferente esencia, que agradable cuando sucede así.
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