Cuando llegaste

Cuando llegaste,
recién limpiaba mi ventana;
regaba las plantas,
y alimentaba al colibrí.

Cuando llegaste,
apenas se asomaba el sol;
se aclaraban las nubes,
y se templaba el corazón.

Cuando llegaste,
recién re-despertaba a la vida;
re-nacían mis sueños,
y re-comenzaba a rezar.

Cuando llegaste,
yo también apenas llegaba.
Coincidimos
al dar vuelta en la esquina.

La distancia no es el olvido

Dicen que la distancia es el olvido.
Que consigues sacar de la mente,
del alma y del corazón.

Pero he descubierto que es mentira.
Que es al contrario.
Si pudiera verte a cada momento,
o en cada lugar,
tal vez, y sólo tal vez,
podría olvidarte.

¿Por qué?
Porque mientras más lejos estás,
más cerca te siento;
más te recuerdo;
más te pienso;
más te añoro,
y más me muero.

Me encanta verte...

Me encanta verte cuando ríes,
porque bañas mi rostro de alegría.

Me encanta verte cuando ríes,
porque me inyectas tu algarabía.

Me encanta verte cuando ríes,
porque tu sangre hierve y palpita;
porque tu mente cabalga libre,
y llega hasta la mía, a darle vida.

Para decirte que te quiero...

Para decirte que te quiero
no necesito palabras,
ni gestos,
ni caricias.

Para decirte que te quiero
no necesito darte nada,
ni prometer,
ni cumplir.

Para decirte que te quiero
basta con que esté a tu lado,
basta con mirarte,
y que tú me mires.

Pensé que eras mío

Pensé que eras mío.
Que tu corazón me pertenecía,
que en tus venas latía mi sangre,
y en tu cuerpo pulsaba mi ser.

Pensé que eras mío.
Que podía mirarme en tus ojos,
ser el aroma que respiraras,
y ser la música que escucharas.

Pensé que eras mío.
Pero una tarde, mientras llovía,
me di cuenta de la verdad:
comprendí que yo era tuya.

Si la vida...

Me deshago de los rollos... son muy latosos y no se aprecian bien las letras...

Si la vida te quita lo que amas...
Entonces ama lo que te da la vida.

Sólo humo...

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