Cuando llegaste,
recién limpiaba mi ventana;
regaba las plantas,
y alimentaba al colibrí.
Cuando llegaste,
apenas se asomaba el sol;
se aclaraban las nubes,
y se templaba el corazón.
Cuando llegaste,
recién re-despertaba a la vida;
re-nacían mis sueños,
y re-comenzaba a rezar.
Cuando llegaste,
yo también apenas llegaba.
Coincidimos
al dar vuelta en la esquina.
lunes, noviembre 13, 2006
jueves, noviembre 02, 2006
La distancia no es el olvido
Dicen que la distancia es el olvido.
Que consigues sacar de la mente,
del alma y del corazón.
Pero he descubierto que es mentira.
Que es al contrario.
Si pudiera verte a cada momento,
o en cada lugar,
tal vez, y sólo tal vez,
podría olvidarte.
¿Por qué?
Porque mientras más lejos estás,
más cerca te siento;
más te recuerdo;
más te pienso;
más te añoro,
y más me muero.
Que consigues sacar de la mente,
del alma y del corazón.
Pero he descubierto que es mentira.
Que es al contrario.
Si pudiera verte a cada momento,
o en cada lugar,
tal vez, y sólo tal vez,
podría olvidarte.
¿Por qué?
Porque mientras más lejos estás,
más cerca te siento;
más te recuerdo;
más te pienso;
más te añoro,
y más me muero.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)